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viernes, 15 de diciembre de 2023

GOT BACK BRASIL: CURITIBA


Auspicia: EDITORIAL MIL CAMPANAS

La figura de un caballero inglés se asomó en el escenario y bastó para encender a miles de espectadores. Mano en alto en señal de saldo. Un mítico bajo Höfner colgándole del hombro derecho, ante el rugido de una multitud que poco después se entregó mansa frente a tanta jerarquía, oficio y talento.

Paul McCartney realizó otro concierto magistral en su extensa escala brasileña de la gira Got Back. La penúltima tuvo lugar en Curitiba, luego de sus presentaciones en Brasilia, Belo Horizonte (por duplicado) y San Pablo (por triplicado). 

A los 81 años, Sir Paul demuestra que el tiempo nos llega, como a todos, pero siempre se las ingenia para estirar la cuerda. Su voz, esa que estuvo bajo la atenta escucha hasta de sus propios seguidores, se percibió mejorada con respecto a giras anteriores. Con más caudal, prácticamente sin quiebres, para un setlist que de base definida desde hace tiempo, con ligeras modificaciones.

Sin mediar palabra, Paul arremetió con Can't Buy Me Love para sacudir el estadio Antonio Couto Pereira. La felicidad flotaba en el aire. Y recién comenzaba.

Las siguientes canciones recordaron su época con Wings: Junior's Farm y Letting Go. En esta última hacen su presentación los Hot City Horns: Paul Burton en trombón, Kenji Fenton en saxo y Mike Davis en trompeta. Apostados en un rincón de la platea izquierda, se sumaron a Paul y el resto de su banda durante el tema incluido en el disco Venus And Mars (1975), en donde se destaca el solo de guitarra encendido de Brian Ray.

McCartney entretiene. No sólo desde sus obras. También a través de sus gestos y su esfuerzo por hablar "un poquinho" de portugués. El público festeja cada una de sus frases, en especial con aquellas que tienen relación directa con denominaciones que sólo en Curitiba se emplean. Paul los "compra" de entrada, como si no hiciese falta. En eso, anuncia que el próximo número corresponde a una vieja canción de Los Beatles: She's A Woman.



El espectáculo se desarrolla con solidez, mientras McCartney expone su aporte al mundo de la música. Desde Got To Get You Into My Life, pasando por Come On To Me, Let Me Roll It, Getting Better, Let Em' In, My Valetine (dedicada a su esposa Nancy Shevell, presente en el show) y Nineteen Hundred And Eighty Five. Durante ese recorrido, Paul pasó del bajo Hofner, a la guitarra eléctrica Les Paul y el piano.

Sin presentación alguna, McCartney entona Maybe I'm Amazed, dedicada a Linda McCartney, tal vez el amor de su vida, que resulta un test exigente para determinar en qué estado se encuentra su voz. Su primera gran canción en solitario, incluida en su disco debut, es compleja para interpretar. Y sale totalmente airoso. Una amplia diferencia con respecto a conciertos de años anteriores. Aunque nunca hay que dejar escapar este detalle: transita los 81 años.

Paul solicita una guitarra acústica y el formato del show cambia. La escenografía también. No parece, pero McCartney se da un respiro con I've Just Seen A Face. Luego, se va a la prehistoria. Paul señala que In Spite Of All The Danger, una de sus primeras composiciones (compartida en créditos con George Harrison), generó una grabación y que la primera con Los Beatles fue Love Me Do, con su histórico tecladista Paul "Wix" Wickens en armónica. Ambas contaron con la participación activa del pública a la hora de cantar. La fiesta no se detuvo con Dance Tonight. Esta vez, el baterista Abe Laboriel Jr., a través de una coreografía repetida hace años, acapara la atención, mientras Paul lleva la batuta con una mandolina.

La noche agradable y templada de Curitiba se rinde a los pies de McCartney, quien se queda solo en el escenario. Con su acústica, Paul interpreta Blackbird y Here Today, el primer homenaje a John Lennon. Paul pide aplausos para John y la ovación es inmensa.

Con New y Lady Madonna hay una vuelta al piano de Paul y la fiesta continúa. Luego, se calza el Hofner otra vez y se detiene ante el micrófono: "Esta es para Denny Laine". Paul dedicada Jet a la memoria de quien lo acompañó en los años con Wings y falleció el pasado 5 de diciembre.

Las luces del concierto en Curitiba tuvieron un rol preponderante y en Being For The Benefit Of Mr Kite juegan a lo grande.

El modo homenaje continúa con Harrison. Un ukelele da comienzo a Something y los espectadores exclaman cuando en la pantalla se difunden imágenes de Paul y George, ni hablar cuando también aparecen Lennon y Ringo Starr.



El tramo final es demoledor. Ob La Di-Ob La Da, Band On The Run, Get Back, Let It Be (con un pequeño yerro en el piano) y Live And Let Die (con un despliegue colosal de fuegos artificiales) no dan tregua. Van dos horas y media de show y Paul sigue ahí, dándolo todo, con resto para más. Cuando Paul comienza Hey Jude, la gente se prende al unísono. La melodía recorre cada centímetro del estadio y se hace más potente en la coda. El interminable "Na na na na, Hey Jude" es una postal de celebración. Todos felices, todos contentos, todos cantando. Una suerte de burbuja en un mundo lleno de problemas. La atención está puesta ahí y no existe nada más. Emoción y algarabía. Se acerca el final.

Paul regresa al escenario con la bandera de Brasil. Le dan la guitarra Les Paul y anticipa que se viene un momento muy grato para él. En I've Got A Feeling, de alguna manera, McCartney y Lennon vuelven a cantar juntos. La pista de John se escucha nítida, su figura está en la pantalla, y la magia ocurre. Paul agradece al director Peter Jackson por el trabajo en el documental Get Back y a su vez por la idea de concretar un regreso virtual de la dupla compositora más grande de todos los tiempos.

I Saw Her Standing There pone a bailar a Curitiba. Poco después, Sgt Pepper (en su versión reprise) y Helter Skelter le dan más rock en las guitarras distorsionadas de Rusty Anderson y Ray, a la conclusión del concierto.

McCartney agradece a su equipo, a sus músicos, pero especialmente al público. Se dirige al piano y se despide con el medley Golden Slumbers/Carry That Weight/The End. Casi tres horas de show y sólo tomó un sorbo de agua antes de Blackbird. Paul McCartney ofreció otro magistral concierto y dejó un mensaje: "¡Hasta la próxima!". Los espectadores se retiran plenos. Recargados de música y emoción. 

El mundo sigue girando, a pesar de todo, y Paul se encarga de hacerlo un poco más llevadero. 


Y también, viví el concierto de Curitiba en la cuenta de Calico Skies Radio en YouTube:
https://youtu.be/U9r8e8e98sA?si=7rlRkQbxhUXDw_XP


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